Burocracia:
Ejemplo de Burocratismo:
Carlos regresaba aquella noche a su casa luego de varias horas de clases. Se colocó los audífonos de su Ipod para acompañarse las cinco calles que separan a su facultad del departamento que rentaba junto con algunos compañeros suyos, igual que hacía casi todos los días, pero llegó sin ellos. En el camino tres sujetos armados con objetos punzocortantes le robaron todo lo que llevaba a la mano: un celular, el reproductor de mp3, la cartera y una chamarra.
Al día siguiente se presentó
en la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) a levantar una
denuncia sólo para ser informado que tendría que trasladarse hasta la
agencia del Ministerio Público zona sur para que lo atendieran. Ahí
esperó casi una hora a que el agente del MP llegara a tomarle la
declaración.
Fueron cerca de 6 horas las
que le implicó el trámite, desde el inicio hasta que le dieron la copia
de su queja. Hasta la fecha sigue sin saber si los objetos fueron
recuperados, si hubo algún detenido por el ilícito o si incluso se
inició una investigación al respecto. Nunca más volvió a saber nada del
tema.
Medio año después volvió a
ser asaltado. Esta vez sólo le quitaron el celular y la cartera, no
llevaba más, pero descartó de inmediato presentar una denuncia, “para
qué, no tiene caso, no resuelven nada y se pierde mucho tiempo”, comenta
a este reportero alzando los hombros mientras desvía la mirada. Carlos,
como muchos otros, dejó de creer en la policía, si es que alguna vez lo
hizo.
El joven estudiante fue otra
de las miles de víctimas de la delincuencia en esta ciudad que ya no
denuncian los ilícitos, un dígito más que se suma a “la cifra negra” de
Puebla, al número de actos delictivos que sólo quedarán en la memoria
del que lo sufrió y que no llegará ni a la estadística ni más allá
Ejemplo de Burocratismo:
Hace unos meses le robaron
las llantas del auto de Martín. De nada sirvió que el vehículo estuviera
estacionado frente a su centro de trabajo, que el sitio estuviera
iluminado y que fuera más o menos visible desde el interior de la
oficina, los ladrones se llevaron con sigilo y rapidez uno de los
neumáticos.
“Son unos profesionales, el trabajo lo
hicieron en unos cuantos minutos, entre dos y cinco. Unos compañeros
estuvieron afuera de la oficina platicando un rato, pasaron máximo unos
10 minutos entre que se fueron y salí para encontrarme con el auto todo
ladeado, dejaron el coche cojo y se fueron. Y apenas volvió a pasar lo
mismo, se llevaron una de las llantas, con rin incluido, de un Jetta que
estaba estacionado en la calle. Son unos profesionales, deben tener una
pistola para los birlos y un gato hidráulico profesional, todo lo hacen
en minutos”. Sobra decir que Martín no denunció el ilícito por falta de
confianza en las autoridades responsables.
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